Friday, April 17, 2020

Pregúntenle a Pilar antes de la Pandemia del socialismo

¡Solo sabes lo malo que se está poniendo, si sabes lo bueno que era! Y si no pregúntenle a Pilar antes de la Pandemia del socialismo

Con todo respeto, a los cubanos de memoria triste y nostalgias traicioneras, que como al sabio de Macondo le han dejado un país sin futuro. Desde hace rato nos hemos diseminado como una diáspora por un mundo que se está acabando de joder; pues como decía el sabio catalán y sus duendes, ahora la literatura ofende y tiene que viajar en el vagón de carga. Yo prefiero ofender con respeto, que no decir la verdad. El dueño de la mentira e interfecto dictador cubano desde hace tiempo podrido en vida, me recuerda la muerte de Pilar Ternera vigilando la entrada y salida de su Paraíso; enterrado como Pilar en un enorme hueco en el centro de la isla, en el mecedor con las cabuyas, sus animales envenenados, sus aretes, prendedores y sortijas. Su tumba sellada con una lápida con el nombre de los muertos de su revolución. Los cubanos como las mulatas del prostíbulo de Pilar, también vestidos de negro hemos tenido que improvisar oficios por el mundo, sin baúles de madera y solo con lo que vestíamos. Salimos como decía nuestro amigo Bragado ¨hombres y mujeres rotos¨ pero con esperanza. Ya ahora, salen de otro país, son otros los cubanos. Aquellos que se integraban entonces, ahora se imponen en la falsedad del multiculturalismo que nos es más que una pérdida de identidad porque no conocen nada mejor. A mí Ustedes me perdonan, pero como el sabio de Macondo, cuando escapé de Cuba les dije: - ¡Ahí les dejo esa mierda! Y me subí a un tren sin regreso sabiendo que el país ya no tenía regreso ni yo tampoco. Mi temor es ahora que esa nueva generación de avalancha inmigratoria ilegal, con hábitos de comportamiento y de formación socio-tercermundista, sin intensión de integrarse a la civilización con la que sueñan, nos arrastren en una invasión transformadora sin regreso sin que nadie se los haya pedido. Numerosos son los inexplicables ejemplos que se ven a diario de la mediocridad, de la mezquindad distópica con un futuro de pesadilla, y del comportamiento anárquico del sálvese quien pueda, típico del crudo viejo capitalismo colonial de herencia feudal y de avaricia desmedida que ha permeado hasta el comportamiento corporativo. También la academia de izquierda está condenando las futuras generaciones a la socialización, la dictadura de la mayoría y la politización de la identidad, de la cultura y el conocimiento, todo sin permiso de nadie y sin preguntarle al mismo individuo que compone esa sociedad. Inclusive Hollywood se suma a los políticos de carrera que, en su coqueteo vagabundo y su ociosidad, pretenden arreglar hasta lo que no está roto y joderlo todo de paso al estilo Obamacare. Los inmigrantes de hoy no parecen ser son los mismos que una vez hicieron este país grande y no es su culpa, yo también fui distinto, no hay dos generaciones iguales. ¿Aquellos que alimentaron la creciente clase media, ahora la disipan? En el mundo corporativo, los valores y el estilo que hizo a este país de oportunidades prospero para todos, han desaparecido. La academia de hoy intenta imbuir el socialismo en la formación de los jóvenes, en vez de ayudarlos a enfrascarse en su propia transformación en su propio sueño futuro; intentan embarcarlos en transformar el sueño ajeno en una ilusa utopía sin leyes. Le pregunto a esos profesores si esa es al parecer su excusa para vivir aquí y no en el paraíso Macondiano del Socialismo que esta al cruzar el Canal. ¿Otros, al parecer, escapan del Paraíso para exportar su propio infierno o integrarse al sueño? Esas son las diferencias en el comportamiento de un emigrante. Emigrar o escapar para perseguir un sueño y no comportarse igual, o seguir viviendo como antes de escapar arrastrando su propia pesadilla. Espero que todo inmigrante aproveche la encrucijada, la ocasión de educarse y de no perder la oportunidad de aprender otro idioma, otra cultura, otras normas de comportamiento civilizado, lejos de las Brigadas de Respuesta Rápida. Ese era mi sueño, y también puede ser el de todos, el sueño y la oportunidad de ser lo mejor de lo más humano posible. Aunque soy un hombre feliz, si sabes lo que estoy hablando, sabes lo bueno que era. Aunque no sea tan terrible, pues aún somos afortunados de vivir en este gran país, que solo nosotros haremos grande. Un país, que, a propósito de cualquier tragedia, pandemia o colera, va seguir siendo tan grande como era y no va a sufrir el destino de Roma y su decadencia. Aunque nos cambie la vida, será para mejor. La leyenda del sueno americano va a perdurar como leyenda y realidad. ¡Lo juro!

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